Las armonías de H



«Poesía: caudal sonoro pleno de sugerencias», esa podría ser la mejor definición de lo que el afamado y escurridizo Luís Hernández Camarero entendía por poesía. Aunque no la única definición ciertamente, debido a que por debajo de ésta idea en que la musicalidad -ergo el sonido- cumplen un rol preponderante pueden subyacer algunos otros conceptos que de uno u otro modo nos remitirán al conocimiento profundo del arte literario, la experimentación y el juego con el lenguaje. Y no podría ser de otra manera, pues hay que mover muchísimas fuerzas a una misma vez para dar forma a aquella Vox horrísona que LH supo coronar en decenas de cuadernos escolares y otros materiales en donde plasmó cientos de versos y dibujos, los cuales siempre parecen apuntar a un mismo centro: la música. Una música que Hernández no sólo entendió en el sentido clásico de la palabra, sino la hizo suya en sus formas más extensas ya que sus profundos conocimientos científicos y artísticos así se los dictaban. De esta manera no es infrecuente hallar en la obra de Hernández, por ejemplo, «pentagramas espaciales»: aquella forma de graficar a la música de las estrellas que se usa en la astronomía desde las épocas de Pitágoras y Johannes Kepler. Asimismo hay cientos de referencias a composiciones, músicos y demás; tanto como gráficos en que los colores están dados desde el conocimiento de los rangos del espectro sonoro. ¿Y todo se debe a la música? Sí, a las armonías que H sabía observar.

En ese sentido no es gratuito pues enterarnos sobre ¿qué oía el poeta? O ¿cuáles fueron sus compositores preferidos?, aunque la lista pueda ser muy, pero muy larga. Melómano por naturaleza y músico por vocación [tocaba flauta, piano y clarinete], a lo largo de su vida LH acumuló una alucinante cultura musical. Y si bien los mitos rezan que «escuchaba estrictamente clásico», la realidad es que desde muy chico, por ejemplo, era amante del jazz tanto como más adelante lo fue rock en especial de grupos como The Beatles. Ciertamente el ancho de banda de los gustos musicales de Hernández es muy amplio. Tanto quizá que sea imposible reconstruir alguna vez una discoteca completa de todo lo que escuchara. Sin embargo, si bien aquella totalidad nos está vedada, no lo es acercarnos a parte lo que oyera y así conocer muchas melodías que Hernández mencionara a lo largo de su obra. Aquí las muestras.










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